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viernes, 21 de mayo de 2010

- La invasión de los 50.000 hijos del Calderón

En 1823 tuvo lugar una invasión de España por tropas francesas, eran los llamados Cien mil hijos de San Luis para reestablecer el absolutismo en el país, aunque no está claro si verdaderamente fue esa cantidad de soldados (seguramente eran menos), pero con ese nombre quedó para la Historia

El miércoles 19 de mayo de 2010 se vivió en Barcelona una nueva invasión, en este caso no de tropas extranjeras sino de cerca de 50.000 seguidores atléticos. Una invasión pacífica y sobre todo festiva, que antes que nada sirvió para dar una lección de apoyo incondicional a unos colores y de cómo disfrutar de un evento deportivo con total deportividad.

Seguramente sea el mayor desplazamiento de una hinchada fuera de su estadio dentro de España, y me atrevería a decir que posiblemente sea un récord mundial y que difícilmente puede ser batido.

Se supone que debería hacer una crónica de un partido de una final, pero lo que todos recordaremos es lo ocurrido fuera del terreno de juego. Es duro y triste perder una final, para qué negarlo, pero yo me vine con buen sabor de boca después de lo vivido ese miércoles inolvidable.

Todo empezó en la estación de Puerta de Atocha donde por la mañana aparecí ya enfundado con la camiseta rojiblanca para dirigirme hacia Barcelona, la gran mayoría del tren eran pasajeros con la misma indumentaria y la misma ilusión. Tres horitas de viaje en esa maravilla de transporte que es el Ave y ya estamos en Barcelona Sants donde aumento mi parafernalia rojiblanca cubriéndome con una bandera del Atleti (un compañero lo haría con la nacional). Paramos para almorzar y hacer acopio de víveres para la jornada y nos dirigimos hacia la Plaza de España, ya entonces íbamos recibiendo mensajes de apoyo de la población barcelonesa.

Llegada a la Plaza de España y allí ya se nota el gran ambiente rojiblanco en la carpa montada al efecto y decidimos dar una vuelta por el centro de Barcelona, así que metro (caluroso) y a las Ramblas, donde de nuevo el ambiente rojiblanco es total: camisetas del Atleti por doquier, cánticos, alegría, saludos a algunos sevillistas... Cervecita en la zona y buena comida en un buen sitio y de nuevo para la Plaza de España donde ya el ambiente es totalmente atlético, mucha fiesta, fotos, banderas...

Hasta aquí una jornada que se puede considerar de espléndida, pero lo mejor está aún por llegar: el peregrinaje desde la Plaza de España hacia el Camp Nou, ¡irrepetible!, los atléticos nos hacemos los amos de la calle, no hay más remedio, no hay otra manera de desplazar a esas decenas de miles de personas vestidas de rojiblanco si no es ocupando toda una calle. Ignoro cuánto mediría la caravana, pero está claro que unos cuántos kilómetros. Y lo mejor todo es que se desarrolló en un ambiente sumamente festivo y de celebración ante el asombro y admiración de los viandantes, vecinos, conductores y comerciantes. Esta ciudad esta acostumbrada en los últimos años a las celebraciones futbolísticas, pero aún así todos se sorprendieron de ver una hinchada que no es la suya pero que parecía que fuera de allí. En este enlace os podéis hacer una mínima idea, el vídeo dura dos minutos y medio, y el peregrinaje duró un par de horas

El desplazamiento nos costó hacerlo cerca de hora y media y a las nueve ya estábamos en el Camp Nou con los alrededores completamente colapsados. Parecía que costaría entrar pero la verdad es que el acceso fue rápido. Para mi sorpresa al entrar en el estadio compruebo que está prácticamente lleno a pesar del gran gentío que había dejado fuera.

En los prolegómenos del partido un ambiente estupendo compitiendo sevillistas y atléticos en cánticos y ánimos, con superioridad atlética en estas lides pues las tres cuartas partes del coliseo azulgrana eran esa noche atléticas. Suena el himno nacional y en esta edición se puede oír en el estadio y se retransmite por la TV coreado por todos los asistentes. Esta competición lleva el nombre de nuestro Jefe del Estado y en honor a él y a la nación que preside se debe escuchar y respetar, quien no esté de acuerdo o no se sienta identificado con la nación que representa el himno o el cargo lo tiene fácil, que no participe en la competición que lleva ese nombre, creo que la Federación no obliga a ningún equipo a participar en la Copa del Rey.

En el fondo atlético se despliega una pancarta con una imagen que una vez más no logré identificar ni cómo símbolo futbolístico ni atlético, sigo pensando que el imaginero del Frente Atlético vive en la Tierra Media rodeado de hobbits, orcos y otras fieras armadas y encapuchadas, nada que ver ni con el fútbol ni con el Atleti.

En el fondo sevillista lucen un logrado mosaico en rojo y blanco con la palabra Respeto (por aquello de jugar a 600 km de Sevilla, como si los que se han desplazado a Hamburgo lo han tenido más fácil) y las iniciales SFC. Considero que en este despliegue quedó mejor la afición sevillista. 

Respecto a lo del "respeto" quiero recordar las declaraciones de Del Nido en los últimos tiempos y sus impresiones sobre el Atleti, o los recuerdos de Negredo a la madre de un colegiado, que al parecer cuando es en el último partido de Liga sólo merece una amarilla, no sé qué opinarán las madres de ese color ante tal recuerdo, pero para mi de respeto poco.

Y comienza el partido, y al poco de empezar llegó el gol de Capel. La afición sevillista enloquece de alegría, pero la atlética no baja los brazos ni la voz y siguió animando durante todo el partido. Del partido no voy a hablar mucho, considero que no es noticia lo que sucedió durante él: lo resumiré diciendo que el Atleti se dedicó a intentarlo una y otra vez con varias ocasiones desaprovechadas, que el Sevilla se dedicó lógicamente a mantener un resultado, aunque con más violencia que respeto y con más faltas que juego, y con la permisividad del por fin jubilado Mejuto, que por aquello de la despedida decidió contemporizar en muchas jugadas ante la reiteración de las faltas por parte de los sevillanos. 

Y cuando quedaban pocos minutos para terminar el encuentro y muchos creíamos en un nuevo gol in extremis de Forlán llegó el segundo gol sevillista. La afición andaluza celebra el gol y salta con el pitido final, pero de nuevo la atlética no se queda callada y se escuchan gritos de campeones campeones desde las gradas atléticas que no dejan oír a los sevillanos y así durante más de media hora en la que prácticamente nadie abandona el estadio ni deja de celebrar un subcampeonato con sabor a victoria, a la victoria que quizás merecimos por ocasiones creadas pero que al final se decide por los goles marcados. 

Esa media hora no la olvidaré en mi vida, ni ninguno de los asistentes al partido ni de los jugadores que alucinaban literalmente con el espectáculo de la afición colchonera, porque eso fue un espectáculo y una victoria moral de una hinchada sufrida y fiel como nadie en el mundo. El mejor saber perder del mundo, y por tercera vez pude ver como un equipo rival ganador se dirigía con aplausos de reconocimiento hacia la hinchada atletica, lo hizo el Valencia en Sevilla, el Español en Valencia y ahora el Sevilla en Barcelona, tres finales perdidas, pero tres finales con una afición de 10, está claro que ser del Atleti es ser diferente, no celebramos muchos títulos pero celebramos ser cómo somos y por qué lo somos.

Definitivamente los atléticos cada vez sabemos mejor por qué somos del Atleti, y por qué nunca dejaremos de serlo.

3 comentarios:

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Una vez más la afición estuvo por encima del equipo. Nos deben muchas cosas, muchísimas. No lo olvidemos. un abrazo.

Asun Gómez dijo...

No creo en las victorias morales, fue una derrota y dolió como tal. Pero prefiero juzgar la final completa y no solo los 90 minutos de partido. Y por supuesto, no entrar en observaciones acerca del Sevilla o los sevillistas. Hay un dicho que dice (valga la redundancia) "métete con alguien de tu tamaño". Todos sabemos que al Sevilla le quedan muchos años, muchos títulos, muchas finales (ganadas, y también perdidas con este honor y esta señorío) y muchas decenas de miles de aficionados para llegar a nuestra altura. Por eso, lo único que corresponde ahora es darles la mano, felicitarles deportivamente y seguir ignorando su existencia como veníamos haciendo hasta ahora. Ya tendremos tiempo de vernos la temporada que viene, pelear con la voz en la grada y compartir cervezas en los prolegómenos.

Un abrazo, y nos vemos en la próxima final, espero.

Jose dijo...

Somos gafes estuvimos en las 3 finales perdidas fuera, a la proxima no vamos,.